Los azulgranas, tricampeones de liga, venían de ganar los dos últimos torneos escuchando el transistor, dependiendo de terceros, apostando todos sus cuartos por el C. D. Tenerife, que haciendo gala del apodo de las islas a las que pertenecía, doblegó al Real Madrid en doble sesión y sirvió el título en bandeja de plata a un Barcelona que como agradecimiento les invitaría al Trofeo Joan Gamper y firmaría a Quique Estebaranz.