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Los tres nos paramos y la miramos durante unos segundos hasta que el balón empezó a volar por la habitación y rompió una ventana. Mientras jugaba con algunos juguetes y ella hablaba con su amiga, una pelota, como de clase de gimnasia, empezó a rodar por las escaleras y se detuvo en la habitación en la que estábamos. Tendría como ocho años en ese momento.